Los tres Tuzai: imagen, escritura y forma en la tradición china

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En el siglo V, el erudito Yan Yanzhi (顏延之) formuló una idea fundamental: existen tres modos en los que la imagen “porta” realidad, a los que llamó tuzai (圖載), es decir, “soportes activos del conocimiento por medio de la imagen”. No se trata de símbolos pasivos, sino de formas reales de manifestación del orden natural.

La palabra tuzai está compuesta por:

  • 圖 (tú) → imagen, diagrama
  • 載 (zài) → portar, vehicular

Su significado literal es: “aquello que transporta la imagen como realidad”

No es un término artístico en sentido moderno, sino una categoría filosófica y cosmológica: la imagen es un vehículo real del orden del universo.

圖理 (Tú Lǐ) — La imagen de los principios: Los hexagramas del Yi Jing

Este primer tuzai no representa objetos visibles, sino las leyes invisibles que gobiernan la naturaleza: el movimiento del Yin y el Yang, los ciclos del tiempo, la mutación constante del Qi (氣) .

64 hexagramas del I Ching

Los hexagramas no describen una imagen estática del mundo sino que muestran cómo el mundo cambia. Los hexagramas aparecen representados por primera vez en el I Ching (易經, “Clásico de los Cambios/Mutaciones”) que es uno de los textos más antiguos de la tradición china, con raíces que se remontan al segundo milenio a.C., durante la dinastía Zhou.

Aquí se encuentra el nivel más profundo del conocimiento: el plano donde operan la resonancia, la transformación y la relación entre el Cielo, la Tierra y el ser humano. En medicina china, este nivel sostiene la comprensión de los ritmos fisiológicos, la evolución de la enfermedad y los cambios estacionales.

圖字 (Tú Zì) — La imagen de los conceptos: La escritura china

La escritura china posee una historia milenaria y singular. Surgió hace más de tres mil años como medio de comunicación entre poblaciones muy dispersas. Gracias a su carácter pictográfico y expresivo, no solo transmite significado literario, sino también una dimensión espiritual que refleja tanto al calígrafo como a la forma representada. La caligrafía china, además de ser arte, encarna la continuidad histórica y cultural del pueblo chino.

Wang Xizhi, Ritual para orar por la buena cosecha

Wang Xizhi (303 - 361), Ritual para orar por la buena cosecha

Los caracteres se formaron principalmente mediante pictogramas, símbolos indicativos, compuestos asociativos y caracteres fonosemánticos. Este sistema permitió una comunicación eficaz entre regiones con dialectos muy distintos, garantizando una continuidad única en la lengua escrita china a lo largo de los siglos.

El enfoque pictográfico no busca una copia realista ni una invención libre, sino una abstracción precisa que capte la esencia del objeto. En cada carácter se integran función, belleza y sabiduría, equilibrando la necesidad de comunicar con la expresión estética.

Las seis escrituras Chinas principales

Las seis escrituras principales (desde la izquierda, hueso de oráculo, sello, clerical, semicursiva, cursiva y estándar) representan cada una la palabra “agua”. Fuente: China Online Museum

Esta escritura por tanto no se basa en sonidos, como en los alfabetos fonéticos, sino en imágenes que expresan ideas, procesos y relaciones. Cada carácter es una estructura viva de significado, no una palabra cerrada. Por eso el lenguaje clásico chino no separa pensamiento, energía y realidad. La escritura no solo describe: organiza el modo de percibir el mundo.

圖形 (Tú Xíng) — La imagen de las formas: La pintura

Este tercer tuzai se refiere a las formas visibles de la naturaleza: montañas, agua, bambú, nubes, cuerpos humanos. Pero la pintura tradicional china no busca copiar la apariencia externa, sino captar el Qi interno de lo representado. Una montaña bien pintada transmite estabilidad. Un bambú bien trazado transmite flexibilidad.

Ramas de Bambú (竹枝圖)  de Ni Zan (倪瓚, 1301-1374)

Ramas de Bambú (竹枝圖) de Ni Zan (倪瓚, 1301-1374) - Museo del Palacio, Pekín

Los orígenes del arte chino se remontan al segundo milenio a. C., ligados principalmente al ritual religioso mediante recipientes de bronce y cerámica ricamente decorados con formas geométricas y seres reales o míticos. Desde muy temprano se perciben influencias externas a través de la Ruta de la Seda. La pintura más antigua conservada, del siglo III a. C., es un estandarte funerario sobre seda hallado en Hunan, que ya muestra una compleja organización simbólica del mundo terrenal, el más allá y las fuerzas cósmicas.

Las primeras pinturas representaban sobre todo a emperadores, nobles y divinidades, junto con murales narrativos de la vida cotidiana. Destaca desde este periodo la importancia expresiva de la línea. Con la llegada del budismo durante la dinastía Han, la pintura adquirió un fuerte contenido religioso, visible en los murales de Dunhuang con escenas de Buda, seres celestiales y la diosa de la compasión. Paralelamente se consolidaron el confucianismo, fundado por Confucio, centrado en el orden social, y el taoísmo, asociado a Lao Tse, basado en la armonía con la naturaleza y el principio del wu wei.

Tras la caída de la dinastía Han llegó un largo periodo de inestabilidad política (las Seis Dinastías), en el que la pintura continuó desarrollándose: el retrato humano siguió siendo central, pero se incorporaron cada vez más paisajes, montañas, árboles y animales, en parte por influencia budista. En este contexto surgieron los Seis Cánones de la Pintura, tradicionalmente atribuidos a Xie He (siglos V–VI), que establecieron los principios fundamentales de la pintura china clásica y siguen siendo referencia para los artistas tradicionales hasta hoy.

Las obras tiene que reflejar el estado interno del artista: respiración, intención, quietud mental. Por eso se dice que no se pinta con la mano, sino con el Qi y guiado por el Shen.

Sobre el autor:

yunlinshanren

David Quiroga

Estudio, experimento y escribo, intentando siempre seguir este orden. Explorador del equilibrio entre nuestras diferentes manifestaciones —física, energética y espiritual— en la aparente individualidad, formando parte de un todo. Practicante de Medicina China, Shiatsu, meditación y otras artes —marciales y no marciales— encuentro en la naturaleza y la montaña mi refugio e inspiración.

 

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