En la Medicina China, los ocho principios (八綱, Ba Gang) sintetizan las características comunes de todos los métodos de diagnóstico. Se utilizan para clasificar los desequilibrios energéticos y comprender la naturaleza de los síntomas, ofreciendo un marco que permite organizar la información clínica de manera lógica y coherente.
Estos principios son cuatro pares de opuestos: yin/yang, interior/exterior, frío/calor y exceso/defecto. Cada par refleja una cualidad fundamental de los procesos vitales. Yin y yang describen la polaridad global del cuadro; interior y exterior señalan la localización de la alteración; frío y calor indican la naturaleza térmica y dinámica; exceso y defecto muestran si hay plenitud o insuficiencia en la energía.
Al aplicarse a los alimentos, estas categorías nos permiten clasificarlos según su efecto en el cuerpo. Algunos tienden a dispersar hacia la superficie (exterior), otros a nutrir en profundidad (interior). Ciertos alimentos generan calor y estimulan la actividad, mientras que otros refrescan y calman. Asimismo, hay alimentos que pueden ayudar a suplir un déficit energético o, en exceso, contribuir a un estado de plenitud.
Comprender las seis divisiones en relación con la dieta nos brinda una herramienta muy práctica: adaptar lo que comemos no solo a las estaciones del año, sino también a nuestra constitución y estado energético en cada momento. Así, la alimentación se convierte en un modo de prevenir y armonizar los desequilibrios de manera sencilla y cotidiana.
La naturaleza térmica de los alimentos: Calor/Frío
La cualidad más importante de los alimentos en la Medicina China es su naturaleza térmica, es decir, el efecto que generan en el cuerpo después de ser ingeridos. Esta cualidad no depende de la temperatura física del alimento (frío o caliente al tacto), sino de su acción energética interna.
Tradicionalmente, los alimentos se clasifican en cinco categorías térmicas: fríos, frescos, neutros, tibios y calientes. Los que pertenecen al espectro frío tienden a refrescar, enfriar y dispersar el calor, mientras que los calientes estimulan, activan y aportan calor interno. Los neutros, por su parte, equilibran y son adecuados para la mayoría de las personas y estaciones.
Esta clasificación se observa en la práctica cotidiana: por ejemplo, el pepino o la sandía ayudan a enfriar el exceso de calor en verano, mientras que el jengibre o la canela activan el yang y dispersan el frío en invierno.
Las propiedades caloríficas1 o enfriadoras de los alimentos no son fijas, sino que dependen de múltiples factores. Pueden variar según la parte de la planta o del animal utilizada, la estación del año, el lugar de cultivo o crianza, así como el método de preparación y cocción, e incluso la combinación de ingredientes en una receta.
Cuando se consumen alimentos con naturaleza enfriadora, su acción energética favorece el movimiento de la energía y de los fluidos hacia el interior y hacia abajo (yin). De este modo, las capas externas y las zonas superiores del cuerpo se enfrían primero, ayudando a dispersar el exceso de calor en la superficie.
Por el contrario, los alimentos con naturaleza calorífica movilizan la energía y la sangre desde lo profundo hacia la superficie y hacia arriba (yang). Así, el calor se manifiesta primero en las partes internas y en las zonas inferiores, antes de proyectarse hacia el exterior, estimulando y activando el organismo.
Entre los principales factores que permiten clasificar térmicamente los alimentos encontramos los siguientes:
- Velocidad de crecimiento: las plantas que tardan más en desarrollarse suelen ser más caloríficas que las de crecimiento rápido.
- Fertilización: las verduras cultivadas con fertilizantes químicos tienden a ser más enfriadoras, ya que han sido forzadas a crecer con rapidez.
- Estado del alimento: los alimentos crudos son más enfriadores que los cocinados; además, los que se consumen fríos intensifican aún más ese efecto.
- Color: los alimentos azules, verdes o morados suelen ser más enfriadores que los de tonos rojos, naranjas o amarillos.
- Método de cocción: cuanto mayor es el tiempo de cocción, la temperatura, la presión o la sequedad (como en frituras, horneado o asado con aire), más caloríficas se vuelven las preparaciones.
- Tiempo y temperatura: una cocción prolongada a fuego bajo aporta más cualidad calorífica que un tiempo corto a temperatura alta.
- Escala de calor: de más a menos calorífico, los métodos de cocción se ordenan así: fritura en abundante aceite, horneado, fritura en poco aceite a baja temperatura, cocción en olla a presión, cocido a fuego lento, al vapor y, por último, cocción sin agua sin llegar al punto de ebullición.
- Masticación: cuanto más se mastican los alimentos, más caloríficos se vuelven por el calor y la acción de la saliva.
Sugerencias dietéticas
Adaptar la alimentación según la naturaleza térmica de los alimentos permite equilibrar la energía del cuerpo en relación con las estaciones, el entorno y las necesidades de cada persona.
Para calentar el organismo (apoyar el yang, combatir frío interno):
- Alimentos recomendados: jengibre seco o fresco, canela, anís estrellado, clavo, ajo, cebolla, puerro, cordero, pollo, nueces, castañas, lentejas rojas, calabaza, avena.
- Métodos de cocción: guisos largos, estofados, sopas espesas, horneado, fritura ligera, especiado con hierbas calientes.
- Evitar: exceso de alimentos crudos, fríos o refrigerados, y bebidas heladas.
Para enfriar el organismo (dispersar calor, nutrir yin):
- Alimentos recomendados: pepino, sandía, melón, pera, manzana, melón amargo, espinaca, apio, brotes de soja, algas, tofu, té verde, infusiones de crisantemo.
- Métodos de preparación: cocciones rápidas y ligeras, vapor, hervidos breves, ensaladas frescas en verano.
- Evitar: exceso de especias picantes, alcohol, frituras y carnes rojas que incrementan calor.
Condiciones internas y externas
Distinguir entre lo externo (表, Biao) y lo interno (裏, Li) es fundamental para el diagnóstico en la Medicina China. Las afecciones externas suelen manifestarse en la superficie del cuerpo —piel, músculos y defensas—, y a menudo están ligadas a influencias climáticas como el viento o el frío. Por el contrario, las condiciones internas reflejan desequilibrios más profundos en los órganos, vísceras y líquidos corporales, ya sea por causas emocionales, dietéticas o constitucionales.
Esta diferenciación también guía las recomendaciones dietéticas. En cuadros externos se buscan alimentos que actúen de forma rápida y superficial, como infusiones de menta, sopas calientes o jengibre fresco, que ayudan a liberar la superficie. En las afecciones internas, la dieta debe adaptarse a la naturaleza del desequilibrio: alimentos tibios y nutritivos cuando predomina el frío y la debilidad, o frescos y ligeros cuando hay calor o exceso.
De esta manera, la clasificación interior-exterior no solo orienta el tratamiento clínico, sino que también se convierte en una herramienta práctica para ajustar la alimentación y favorecer el equilibrio energético en la vida cotidiana.
Condiciones externas (表, Biao)
Las enfermedades externas suelen estar relacionadas con la superficie del cuerpo: piel, músculos, canales superficiales y defensas. A menudo son causadas por factores climáticos (viento, frío, calor, humedad) que penetran desde fuera. Los síntomas típicos incluyen fiebre o escalofríos, aversión al frío, dolor de cabeza, rigidez de cuello y ausencia o presencia de sudor.
Sugerencias dietéticas:
- Alimentos que ayuden a dispersar y liberar la superficie, favoreciendo la sudoración suave.
- Recomendados: jengibre fresco, cebolleta, canela suave, té de menta, sopas calientes y ligeras.
- Alimentos ricos en bioflavonoides como la col y los pimientos morrones verdes enteros. Otros alimentos recomendados son el perejil, brócoli, zanahorias, nabo, kudzu, ajo, zumo de limón y la mayoría de las frutas.
- Evitar: comidas pesadas, grasas o muy frías que bloqueen la exteriorización.
Condiciones internas (裏, Li)
Las enfermedades internas se originan en los órganos y vísceras (Zang-Fu) y en desequilibrios prolongados de la energía, la sangre o los líquidos. Sus causas suelen ser internas (alimentación inadecuada, emociones, debilidad constitucional) o bien una invasión externa que ha penetrado en profundidad. Los síntomas son más duraderos y variados: trastornos digestivos, alteraciones del sueño, cambios emocionales, fatiga crónica, dolores internos, entre otros.
Sugerencias dietéticas:
- Alimentos que nutran y regulen según la naturaleza del desequilibrio (frío, calor, exceso o defecto).
- En cuadros de frío interno: jengibre seco, canela, caldos concentrados, cereales integrales cocidos.
- En cuadros de calor interno: frutas frescas (pera, sandía), verduras verdes, té verde, infusiones de crisantemo.
- En defecto: dieta nutritiva con mijo, arroz, legumbres suaves, carnes magras.
- En exceso: comidas más ligeras, con mayor proporción de verduras cocidas y reducción de alimentos grasos o muy estimulantes.
Exceso y deficiencia
Los conceptos de exceso (實, Shi) y deficiencia (虛, Xu) ayudan a comprender si en el organismo predomina la acumulación o la falta de energía. El exceso se asocia a plenitud y obstrucción: calor retenido, humedad, flema o estancamiento de alimentos, que se manifiestan con síntomas intensos y molestos. La deficiencia, en cambio, refleja falta de fuerza vital, sangre, yin o yang, y se expresa en debilidad, cansancio o fragilidad digestiva.
Esta diferenciación también guía la dieta: en el exceso se recomiendan alimentos que dispersen, refresquen y aligeren, mientras que en la deficiencia se privilegian los que nutran, fortalezcan y sean fáciles de digerir.
Condiciones de Exceso (實 Shi)
El exceso se produce cuando hay acumulación de factores patógenos (frío, calor, humedad, flema, estancamiento de alimentos o de energía). Se manifiesta con síntomas como dolor fuerte, plenitud abdominal, estreñimiento, irritabilidad o lengua con capa gruesa.
Sugerencias dietéticas:
- Favorecer alimentos que dispersen, movilicen y limpien.
- Recomendados: alimentos amargos verduras frescas (acelga, escarola, lechuga), rábanos, apio, centeno, amaranto, germinados, té verde, infusiones amargas o desintoxicantes.
- Usar métodos de cocción ligeros: al vapor, hervidos, salteados rápidos.
- Evitar: fritos, alcohol, azúcares, exceso de carnes grasas o alimentos muy pegajosos (lácteos en exceso, harinas refinadas).
Condiciones de Deficiencia (虛 Xu)
La deficiencia refleja insuficiencia de energía, sangre, yin o yang, y se manifiesta con cansancio, voz débil, apetito pobre, sudor espontáneo, palidez o sensación de frío interno.
Sugerencias dietéticas:
- Favorecer alimentos que nutran, fortalezcan y sean fáciles de digerir.
- Recomendados: cereales integrales suaves (arroz, mijo, avena), legumbres bien cocidas, caldos de verduras, sopas de pollo o pescado, dátiles rojos, semillas y frutos secos en moderación.
- Cocción más larga y lenta: estofados, sopas, guisos.
- Evitar: alimentos crudos o fríos en exceso, comidas difíciles de digerir, ayunos prolongados.
Sobre el autor:

David Quiroga
Estudio, experimento y escribo, intentando siempre seguir este orden. Explorador del equilibrio entre el cuerpo físico, energético y espiritual, con años de experiencia en terapias tradicionales. Practicante de artes marciales y técnicas de meditación asiáticas, encuentro en la naturaleza y la montaña mi refugio e inspiración.